El ajedrez es conocido popularmente como "el juego cerebral". A lo largo de la historia, los grandes maestros de ajedrez han sido considerados gigantes intelectuales, dotados de extraordinarias habilidades cognitivas, asombrosos poderes de concentración, memoria fotográfica (eidética) y una perspicacia estratégica envidiable.
Atractivo universal
En los últimos tiempos, algunos grandes maestros han llegado a enfrentarse a los superordenadores más avanzados de su época, de los que han salido victoriosos la mayoría de las veces. Sin embargo, el atractivo del ajedrez va mucho más allá del genio de los Fischer, los Kasparov y los Carlsen del mundo.
Hoy en día, millones de personas juegan al ajedrez con entusiasmo en todo el mundo, desde Nueva Zelanda hasta California y desde Noruega hasta Sudáfrica. En esencia, se considera una actividad gratificante para quienes ansían la estimulación mental o buscan retos intelectuales.
Mejora intelectual
La verdad es que el ajedrez no es sólo un juego para los que tienen un intelecto superior, sino que ayuda a los aficionados medios a desarrollar su intelecto. Como actividad, se distingue de la mayoría de las demás por su capacidad para estimular simultáneamente el pensamiento analítico del hemisferio izquierdo y la resolución creativa de problemas del hemisferio derecho.
Los estudios han demostrado que los sujetos que se inician en el ajedrez a una edad temprana -algunos de tan sólo cinco años- han mostrado un desarrollo significativamente más rápido en sus habilidades motoras finas, su comprensión de la causa y el efecto lógicos, sus capacidades cognitivas y sus habilidades generales para la vida, en comparación con sus compañeros, que no están expuestos al juego.
Uno de estos estudios, realizado por el Dr. Stuart Margulies y publicado por la Fundación Americana del Ajedrez en 1991, demostró una mejora tangible en la capacidad media de lectura de un grupo de niños de un barrio desfavorecido de Nueva York después de que jugaran activamente al ajedrez durante seis a doce meses.
En otro estudio muy citado realizado a finales de los años 90, 4.000 estudiantes de Venezuela mostraron una mejora sustancial en sus puntuaciones medias de CI, sólo cuatro meses después de que se les enseñara -y se les hiciera jugar regularmente- el juego del Ajedrez.
Mejora de la toma de decisiones
También existe la creencia generalizada de que, puesto que jugar al ajedrez implica pensamiento estratégico y toma de decisiones críticas, tiene un profundo impacto en el desarrollo de la región del cerebro directamente responsable de estas actividades: el córtex prefrontal.
Por lo tanto, jugar al ajedrez ayuda a personas de todas las edades a desarrollar la previsión y a tomar mejores decisiones en la vida, tanto en el contexto inmediato como a largo plazo.
Desarrollo cognitivo
Cientos de estudios observacionales llevados a cabo con sujetos de prueba demuestran claramente que el ajedrez tiene un impacto positivo definitivo en el desarrollo de las capacidades cognitivas, especialmente en los grupos de edad más jóvenes.
Los estudios clínicos también han mostrado pruebas físicas de que el Ajedrez tiene un efecto neurológico beneficioso sobre el cerebro.
Los escáneres cerebrales de sujetos a los que se enseñó el juego y se les obligó a jugar regularmente durante un periodo de tiempo mostraron un crecimiento significativo del número de dendritas -que mejoran la conectividad entre las neuronas del cerebro- en comparación con los escáneres tomados antes de que aprendieran a jugar al Ajedrez.
Por regla general, una mejor conectividad entre las neuronas equivale a una mayor capacidad cognitiva.
El ajedrez como terapia
El hecho de que el ajedrez mejore las capacidades cognitivas está reconocido médicamente.
Esto explica por qué forma parte integral de la terapia para pacientes que se recuperan de daños cerebrales provocados por accidentes o derrames cerebrales, así como para aquellos que padecen enfermedades como la Encefalopatía Traumática Crónica (ETC), el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) y la enfermedad de Alzheimer.
También se ha comprobado que jugar al ajedrez tiene un efecto calmante en quienes padecen ansiedad nerviosa o esquizofrenia.
Actualidad
El ajedrez tiene un rico patrimonio que ha resistido el paso del tiempo. Las primeras versiones del juego se originaron en la antigua India y China, donde era popular entre la realeza, la nobleza y la aristocracia, como ejercicio estratégico de preparación para la guerra.
Pero aunque se cree que sus orígenes son anteriores a la llegada del cristianismo por un margen considerable de siglos, el ajedrez sigue siendo igual de relevante y beneficioso tanto para el bienestar psicológico de la generación actual como para el desarrollo intelectual de las futuras generaciones de nuestra sociedad.